PEDRO CID 's Weblog

La marcha

- Volvería a equivocarme y me enamoraría de ti otra vez.
- ¿Pero no aprendes? No puedes enamorarte de mi, no te correspondo y te haría daño.
- Creo que este dolor es lo más adictivo que he probado nunca, no puedo evitar que me hagas daño. De hecho, no quiero evitarlo.

Momentos despues, ella le miró con sus preciosos ojos azules. Ojos que sabía que quemaban, que estaban haciendo una herida que ella no podría curar, pero aun así sintió la necesidad de mirar al hombre que se había enamorado de ella, porque, en lo mas profundo, ella se sentía especial.
Él sintió como su corazón se quebraba, su estómago le daba mil vueltas y le temblaban las piernas. Él sabía que esto podía pasar. Tenía 2 posibilidades y lo sucedido, era una de ellas, de hecho, la peor de ellas.

Ella se alejó. A él le pareció una marcha interminable. Se resistía a darse la vuelta y aceptar que habia acabado, lo habia intentado y había fracasado. Se decía a si mismo que ella se daría la vuelta, volvería corriendo a echarse en sus brazos, él la abrazaría, volvería a mirar esos ojos azules, aquellos ojos culpables de todo, sus sueños, sus pensamientos, su obsesión, y la besaría hasta que la falta de aire le hiciera ahogarse, no quería desperdiciar ni el ultimo suspiro. Pero nada de eso pasó. Ella se fué y él está ahora mismo sentado en su cama, obligándose a pasar página, pero esta página pesa, de hecho, es la única página de su libro.

posted by Pedro @ 3:12 PM